lunes, 12 de noviembre de 2012


Indiferencia social ante desprotección de menores

Aumenta explotación sexual de niños y niñas en Medellín

Ante la falta de alternativas, sobre todo, las niñas y las jóvenes terminan cediendo a las ofertas de los actores armados. Ilustración Jorge Santos.


Es necesario fortalecer la ley y mejorar las condiciones de vida en las comunidades vulnerables, para que los niños, las niñas y los jóvenes de Medellín lleven una vida íntegra, como lo consagra la Constitución.

     Rosa María Pérez Rivas          
rosampr77@yahoo.es                  

La sociedad tiene los ojos vendados frente a un problema cada vez más latente: el abuso a los niños y las niñas en Medellín. Explotación sexual, inicio de prostitución y venta de la virginidad son casos que se denuncian en algunos barrios, principalmente en las Comunas 1 y 3.

Además de lo anterior, desde 2007 a la fecha, se aumentaron los casos de abuso sexual, en donde las niñas y los niños son los principales afectados. Es así como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, registró 6.409 denuncias sobre abuso sexual infantil en Colombia, en el 2008.

En el caso de Medellín, al Centro de Atención Integral a Víctimas de Abuso Sexual (CAIVAS), se presentaron, en el 2008, 1.590 casos, de los cuales en el 78 por ciento estaban involucrados menores. Para 2009, la cifra aumentó, se contabilizaron 2.253 casos, de los cuales 1.399 tenían que ver con abusos a niñas y 253 a niños. En lo que va corrido de 2010 se cuenta 435 casos, en donde 320 involucran a niñas y 46 a niños. (Ver tabla).

Aunque las estadísticas indican que son más abusadas las niñas que los niños, estas cifras podrían cambiar. Consuelo Zapata, psicóloga de Intervención Clínica del ICBF, dice que escucha con frecuencia la angustia de los niños que callan, por largo tiempo, que fueron víctimas de abuso sexual.

Muchas veces, bajo condiciones de extrema violencia física o alta manipulación afectiva y económica, los niños son obligados a guardar el secreto, porque si se informa a la familia o a las instituciones esta situación, su masculinidad se pondría en duda. En cambio, según ellos, la feminidad de las mujeres cuando son víctimas de abuso sexual, no se ve disminuida. “Son muchos los niños varones que expresan: a las mujeres las violan y siguen siendo mujeres, en cambio a nosotros los hombres nos violan y la gente nos dice que ya no somos hombres”, dice Consuelo.

Como causa principal de tal panorama, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Corporación Amiga Joven y la Corporación Convivamos, entidades encargadas de velar por la protección, promoción y restauración de los derechos de los niños, coinciden en que esas situaciones de abuso se presentan por la desprotección a la que se somete a los menores, quienes están creciendo sin la supervisión adecuada de sus padres. Esto hace que ellos sean más vulnerables a vivir todo tipo de situaciones que no están basadas en el respeto.

Venta de la virginidad

La Corporación Convivamos, con sede en la Comuna 1 de Medellín, señala que en los barrios de esta parte de la ciudad, se aumentó la venta de virginidad en niñas entre los 8 y los 10 años. “Nos enteramos que la virginidad de las niñas y las jóvenes está siendo subastada entre los actores armados”, afirma Clara Ortiz, psicóloga de la Corporación.

“Ud. es que es boba de dárselo a cualquier bobo en un rastrojo, ¡Cobre por eso! ¡Es lo mismo!”. Son expresiones comunes que se escuchan entre las jóvenes de las Comunas 1 y 3 de Medellín, con el fin de convencer a otras niñas de vender su virginidad.

Es así como algunas jóvenes inducen a sus vecinas, menores de edad, a venderles “su primera vez”. Quienes hacen las ofertas son los narcotraficantes y los paramilitares, quienes pagan hasta cuatrocientos mil pesos por las niñas que acceden a la propuesta. “Utilizan a las adolescentes para sus orgías, como en la época de Pablo Escobar”, afirma Clara.

Es común que “el duro del combo” se enamore de una joven, la persiga o la seduzca durante algún tiempo; ella por gusto o por presión termina aceptando la propuesta de negociar su virginidad. “Finalmente cuando la chica tiene 17 años, ya está muy vieja, él la deja, y ésta se convierte en la pareja sexual de los demás integrantes de la banda”, dice la psicóloga de Convivamos.

Así mismo asegura que durante la desmovilización de los paramilitares, algunas jóvenes fueron a fincas donde ellos estaban, con el pretexto de acompañar a sus amigos que estaban en el proceso, pero en realidad iban a prestar servicios sexuales. Al regreso las chicas tenían motos, plata, ropa a la moda y celulares de última generación.

El acercamiento, entre las niñas y los actores armados, se da a través de las chicas que ya están vinculadas a las redes de la venta de virginidad. Ellas observan a niñas de 8, 9 y 10 años, preferiblemente solitarias, además vulnerables y desprotegidas, para invitarlas a participar en el negocio. Convivamos conoció el caso de una joven de 15 años que trabaja como prepago y comercia con la virginidad de sus vecinas convenciéndolas del buen dinero que pueden obtener.

Pero no sólo en las calles se presenta esta situación. Algunas instituciones educativas también son espacios propicios para iniciar a las niñas en las redes de explotación sexual. En noviembre del año pasado, Clara Ortiz, se enteró que en un colegio de la Comuna 3 existía una red de prepagos y algunos docentes, conociendo la situación, estaban accediendo a los servicios de sus estudiantes.

Ante la falta de alternativas, sobre todo, las niñas y las jóvenes terminan cediendo a las ofertas de los actores armados.

Razones de peso

Las condiciones familiares, las carencias afectivas y materiales son las causas de que muchas jóvenes negocien y vendan su cuerpo. Ante la falta de afecto y reconocimiento por parte de sus padres, profesores y amistades, algunas menores se dejan seducir por las ofertas de los integrantes de los “combos” en los barrios o asumen los modelos de identificación que los medios de comunicación proponen: “nuestras niñas tienen tres profesiones: modelos, profesoras o psicólogas, pero en ellas está muy arraigado la apariencia. Todas ellas se organizan las uñas, se tinturan el cabello, así no tengan nada que comer en la casa”, dice Clara.

Otro factor que influye es el comportamiento de las niñas. Ellas no son autónomas al momento de tomar decisiones, sino que están a la merced del “duro del combo” que les hace pensar que él es el único que las quiere, que las ve atractivas y que está dispuesto a defenderlas. Y está el factor basado de la dominación sobre el otro: el más joven es más vulnerable, el que tiene menos experiencia, menos argumentos y menos criterios para defenderse o decir no.


Alternativas para mitigar la problemática

Frente a tal situación, la Corporación Amiga Joven adelanta un programa de prevención en los colegios de los barrios populares de la ciudad. Bajo el lema: “Micuerpo, tu respeto, la inocencia no tiene precio”, se pretende “sensibilizar a las jóvenes para que no ingresen a ningún tipo de red de explotación sexual, a que respeten su cuerpo, todo esto desde la promoción de los derechos humanos y la equidad de género; con estas capacitaciones queremos ofrecerle a nuestros niños y niñas alternativas diferentes a las que les ofrece el medio”, dice María EdiliaGañal, directora de la Corporación.

Así mismo la Corporación Convivamos trabaja con niñas y jóvenes en la promoción de los Derechos Humanos y en fomentar la solidaridad hacia los niños y la mujer para que ellos se preocupen por sus espacios y por su desarrollo como persona.

Aún cuando la labor de las corporaciones es rescatable, la sociedad sigue en deuda con los niños y jóvenes. Frente a cifras tan alarmantes como las del año pasado en Medellín, en donde se presentaron 2.253 violaciones sexuales, todavía no se hace visible la corresponsabilidad de la que habla el artículo 44 de la Constitución, cuando promulga: “La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos”.

La familia, la sociedad, y las instituciones educativas tienen en sus manos la responsabilidad de que un niño desarrolle su proceso de crecimiento, basado en el amor, la dignidad y el respeto; mientras estas instituciones insistan en mantenerse indiferentes y los artículos en quedarse plasmados sobre el papel, la infancia seguirá siendo un asunto relegado a abusadores y explotadores que dejarán en ellos irremediables consecuencias.



La Montaña que Piensa



La Montaña que Piensa

Foto: Waldir Bolívar.

A 40 minutos del Parque Principal de Itagüí, en el corregimiento Pico Manzanillo, se encuentra La Montaña que Piensa. Para llegar hasta allí es necesario un recorrido por el barrio El Rosario, El Progreso y la vereda El Pedregal.

Rosa María Pérez Rivas


En geografía se define a las montañas como grandes elevaciones naturales de un terreno. Algunos consideran que en ellas está la más sublime de las cualidades que inspiran a los seres humanos. Para la religión es un lugar simbólico en el que se puede estar en presencia de Dios y, para los habitantes del municipio de Itagüí, referente de arte, cultura y entretenimiento.
Cuando los itagüiseños escuchan hablar de La Montaña que Piensa, expresan sentimientos íntimos que denotan lo orgullosos que se sienten con este proyecto, el cual busca promover el desarrollo cultural en la zona rural de Itagüí, establecer una relación con lo urbano, generar identidad y sentido de pertenencia en sus habitantes, para que estos participen de las diferentes manifestaciones artísticas que se ofrecen en el municipio.
El proyecto nació en 2005 coordinado por Gustavo Alberto Campos Gil, director de la Corporación Teatral La Tartana, que en busca de crear un espacio cultural y educativo para todos los habitantes, presentó una propuesta a la Administración Municipal de Itagüí. El objetivo era que ésta descentralizara la cultura y acabara con esas barreras económicas, territoriales y sociales que impedían que los habitantes del corregimiento Pico Manzanillo accedieran a las actividades artísticas y culturales que se realizaban en el municipio.
En 2008, bajo el apoyo de la Administración, se aprobó la iniciativa. Empieza la adecuación de una casa finca ubicada en la vereda El Pedregal, una de las ocho veredas que tiene el corregimiento —donde está ubicada actualmente la Montaña— y la construcción de una sala teatro.
La Montaña que Piensa y el teatrose inauguraronel 24 de octubre de 2009 como respuesta a lo que un día fue un sueño y “se inicia una búsqueda para construir nuevas dinámicas de participación social en el corregimiento”, dice Carlos Mario Posada, coordinador del Área Cultural de Itagüí.

Ejemplo de talento, pasión y servicio
Diego Alejandro Ossa Marín camina por la carretera destapada que sube a la Montaña. Al transcurrir unos minutos, niños y jóvenes se agrupan a su alrededor. Diego, artista plástico e historiador, es el profesor encargado de dictar el taller de Dibujo y Pintura. Él tomó la decisión de encontrarse con sus estudiantes, subir hasta la Montaña y cuando finalizan los talleres volverlos a llevar. “Es una manera de que sus padres se sientan tranquilos y les den el permiso a sus hijos para asistir”, dice Diego, que sin importar las condiciones de clima está siempre puntual a la espera de estos jóvenes artistas.
Su enseñanza se basa en la libertad; proporciona las técnicas de pintura y cada niño escoge su enfoque. “Trato de hacer una clase muy personalizada: al que le gusta el retrato lo trabaja, al que le gusta la figura humana lo hace, y así con cada estudiante”, afirma Ossa Marín. Además, realiza visitas a fincas aledañas a la Montaña, para que los jóvenes aprendan desde lo cotidiano y desde la diversión.
Estiven Pabón, participante del taller, recuerda el día que asistieron a la finca de un vecino en la vereda: “Cogimos cartón y aprovechando el pantano nos deslizamos durante un buen tiempo, la pasamos muy bien. Luego el profesor extendió sobre el suelo papel y nos dijo: El pintor no está supeditado a un lápiz o un carbón, cojan un vaso y junten cuatro colores de tierra y empiecen a pintar”, dice Estiven.
Con esa tierra los estudiantes dibujaron. Cada uno le agregaba lo que quería: hierba para los árboles, piedras para los ríos. El profesor no desaprovechó la oportunidad y empezó a explicarles la teoría del color. Estiven afirma que ese día aprendió mucho y lo hizo desde la recreación.
Este profesor empírico en las artes plásticas también se interesa porque sus estudiantes aprendan a ver y a escuchar. Cuando sale a caminar con ellos habla de la situación de violencia que se vive en el sector, con la idea de generar momentos de reflexión ante la problemática que se ha presentado en la vereda.
Para él lo fundamental es transmitir amor por el arte, la literatura, la historia, y asegura que la Montaña tiene vida desde la comunidad y desde su participación constante en las actividades que allí se realizan.

El futuro de la Montaña

El Municipio pretende que LaMontaña que Piensa sea en un futuro un lugar turístico. “Lo que buscamos, además, es que todos estos talleres que se dictan se conviertan en actividades productivas para que los participantes tengan su propio sustento y vendan sus creaciones a los turistas que llegan”, dice José Alberto Saldarriaga, ceramista y profesor de Sensibilización con el Barro.
En el teatro de la Montaña (con capacidad para 150 personas), por otra parte, continúan los eventos culturales el día sábado para darle oportunidad a los artistas locales e internacionales de socializar su proceso y el trabajo que han realizado: “Los eventos artísticos que allí se presentan son de calidad, es una estrategia para que las personas de la zona urbana se interesen en subir y en conocerla”, dice Jairo de Jesús Cárdenas, administrador de Proyectos de la Casa de la Cultura de Itagüí.
Cárdenas agrega que la cultura es algo que le aporta al ser humano y lo ubica en otra perspectiva, entregándole unos elementos y unas herramientas para mirar su entorno, mirarse a sí mismo y enriquecer su mirada desde lo estético y desde lo ético.
En La Montaña que Piensa el sentido de pertenencia, la búsqueda de valores, el interés y el amor por la cultura, le ha permitido a los habitantes de Itagüí mirar la vida y vivirla a través del arte.



El Premio Nobel


Rosa María Pérez Rivas


Cuando me enteré que Mario Vargas Llosa había sido merecedor del Premio Nobel de Literatura 2010, imaginé cómo al día siguiente los stands de librerías y bibliotecas de la Ciudad y de otros países del mundo estarían ocupados con sus libros.
Los medios de comunicación impresos, digitales y audiovisuales incluirían a Vargas Llosa en sus secciones; amigos, periodistas, escritores conocedores e incluso desconocedores de él y de su obra, ocuparían parte de su tiempo en escribir opiniones sobre sus virtudes, sus libros, y todo lo referente a la vida y obra del autor.
He leído algunos ensayos de Vargas Llosa publicados en su columna de opinión Piedra de Toque. En ellos he podido descubrir cómo a partir de situaciones cotidianas este escritor nos devela la sociedad imperfecta que somos, las desigualdades que se anteponen al cumplimiento de los derechos humanos, la guerra de ambiciones y la necesidad de algunos por satisfacer un interés particular lesionando los intereses de quienes lo rodean.
Puedo recordar su ira e indignación plasmada en la columna Lula y los Castro, publicada en marzo de este año. Con la seguridad que le daba a cada palabra, Vargas Llosa criticaba el cinismo del presidente Lula Da Silva y de Fidel Castro cuando posaban felices y abrazados para una fotografía, mientras que Orlando Zapata Tamayo, opositor y pacifista, sometido por el régimen cubano a 35 años de prisión, fallecía tras 85 días de huelga de hambre.
O la historia de Owen, el hipopótamo huérfano, que tras la pérdida de su madre escogió a una tortuga que la sustituyera y, a partir del momento y de manera inseparable, comían y dormían juntos. A través de la conmovedora historia Vargas Llosa nos demuestra cómo estos dos animales, pertenecientes a especies distintas, lograron lo que no han podido los humanos: vivir y convivir respetando sus diferencias.
Esta labor que ha forjado con su columna de opinión trasciende la crítica. Es la expresión libre de un hombre independiente de cualquier poder público, que abre un camino a toda tentativa de reflexión, que no sólo cuestiona, sino que escudriña en lo más íntimo del hombre, exaltando su parte más bella y también la más monstruosa.
No hay duda en las palabras pronunciadas por Peter Englund, secretario de la Academia Sueca, cuando desde la sede académica dijo: “el Premio Nobel ha sido otorgado al escritor peruano Mario Vargas Llosa por su cartografía de las estructuras del poder y sus imágenes de la resistencia, rebelión y derrota del individuo”.
Sus ensayos, más que un punto de vista político, cultural, exagerado, crítico, optimista y pesimista son –como sugirió alguna vez Kafka que debía cumplirse al leer un libro- “como un pico de hielo que rompe el mar que tenemos dentro”.
No esperemos que sea un premio o un reconocimiento lo que nos impulse a indagar en las obras de ciertos autores. En acuerdo o desacuerdo con los escritos del nobel, hay que considerarlo un gran merecedor del premio. Y vale la pena acercarnos a sus posturas.

De loco a enfermo mental



En Medellín se crearon varias instituciones para tratar a quienes padecían algún trastorno mental, preferiblemente en lugares ubicados en las afueras de la ciudad, como en el momento fue el llamado Manicomio de Aranjuez. Hoy el Hospital Mental de Antioquia es la entidad del Estado responsable de atender a los enfermos de todo el departamento.

Por
Rosa María Pérez Rivas

En Medellín se vio la necesidad de construir un lugar para albergar a los locos en el año 1875, cuando Recaredo Villa, presidente del Estado de Antioquia, inició una colecta con las personas más adineradas de la ciudad para fundar una casa de alienados. El proyecto se vio frustrado debido a que el dinero recaudado se utilizó en la guerra civil que inició en 1876 y en una plaga de langostas que azotó al departamento.
Tres años después en 1878 la Corporación Municipal del Distrito de Medellín, fundó el Hospital para Locos, con pabellones para hombres y para mujeres. Los primeros habitantes del hospital fueron los locos recluidos en las cárceles, junto con otros que se encontraban en las calles. “Esto demostró la necesidad de separar al loco del criminal para situarlo en un espacio propio”, dice Adolfo León González Médico, Profesor e Investigador de la Universidad de Antioquia.
La primer sede del hospital – que también era conocido como “Casa de Locos-, estuvo ubicada en la “Barranca del Convento”, entre las actuales carreras Palacé y Junín.
En el año 1888 se creó de nuevo una institución para locos “Manicomio de Antioquia”, que ya no albergaría sólo a locos de la ciudad, sino de todo el departamento. Sus instalaciones estaban ubicadas en lo que hoy conocemos como el Palacio de Bellas Artes. Allí a los enajenados se les proporcionaba sólo alimento y vestido, sin el beneficio de la locura completamente curable.
En vista de mejorar las condiciones deplorables en las que se encontraban los enfermos, en el año 1892 se realizó el traslado de los enajenados para una nueva sede ubicada en el Alto de Bermejal –lugar donde hoy queda un edificio de Comfama- a donde llegaron inicialmente 39 locos, siendo el más famoso Epifanio Mejía, poeta y autor del himno antioqueño y quien duró 35 años recluido en el hospital.

En Aranjuez funcionó por varias décadas el Manicomio Departamental. Era común ver por sus corredores, a cientos de hombres y mujeres, quienes eran sometidos a diversas terapias.


Aparecen las terapias

Sólo hasta 1930, en el hospital de Bermejal aparecen terapias, que favorecieron poco el tratamiento de los enfermos: “al paciente le inyectaban sustancias aceitosas como la trementina para producirles abscesos (una colección de pus gigante en el cuerpo) esto hacía que el paciente entrara en un estado de ‘parálisis corporal’ facilitando así ser sujetado y controlado por los médicos del hospital”, dice Adolfo León González quien recuerda además que en el hospital se usaba la camisa de fuerza y los llamados baños fríos en los que se acostaba al paciente por grandes períodos de tiempo.



Según el investigador muchos de esos pacientes no sólo tenían problemas en el comportamiento, sino que presentaban enfermedades de tipo orgánico como tumores cerebrales, procesos infecciosos crónicos o quistes que se manifestaban parecidos a los trastornos. “Un tumor cerebral puede empezar con trastornos en el comportamiento, la persona se vuelve inquieta y pierde recuerdos importantes de su memoria, además de presentar cuadros de convulsión, muchos médicos creían que estos pacientes eran enfermos mentales y por ésta razón éstos morían en siendo tratados como tal”.



En el año 1949 la enfermedad mental empezó a tener una intervención quirúrgica. El doctor neurocirujano formado en la Universidad de Michigan, Estados Unidos, y primer director del Hospital Mental de Antioquia, Luis Carlos Posada, sometió a un grupo de pacientes a una intervención quirúrgica. Al paciente se le practicó una craneotomía y se le abrió la parte frontal de la cabeza. Los resultados fueron desastrosos porque muchos pacientes quedaron en estados lamentables de salud.



Después de los años 40 los diarios hicieron evidente su enorme preocupación por el hacinamiento que se estaba presentando en el Manicomio Departamental, que para esa época contaba con aproximadamente 968 alienados quienes se veían obligados a convivir en pésimas condiciones.
El edificio de Bermejal comenzó a quedar estrecho para la ciudad y ante esta situación Carlos Obando, director en ese tiempo del Manicomio, solicitó una ampliación digna de éste.


Después de muchas gestiones y años de espera el proyecto de construir un nuevo Manicomio Departamental se hizo realidad. En 1958 fue inaugurado el Hospital Mental de Bello, trasladando a los pacientes de la antigua sede en Bermejal a la nueva, ubicada en Bello.


Actualmente el Hospital Mental de Antioquia (HOMO) es una empresa social del Estado. Cuenta con 200 camas para hospitalización y cubre la crisis psiquiátrica de los pacientes, devolviéndolos a su vida familiar, social y laboral. Lo que no sucedía anteriormente, pues un enfermo mental pasaba toda su vida internado y sólo al morir salía del Hospital.


Según Liliana González, comunicadora del HOMO el año pasado, el Hospital atendió 29 mil 438 consultas externas, 7 mil 470 urgencias y 3 mil 930 pacientes estuvieron hospitalizados, “hemos reducido las camas, pero hemos aumentado la capacidad de atención al paciente”, dice.


Hoy ya no se habla de loco, sino de enfermo mental. Sin embargo, la sociedad actual se encarga –de una manera muy sutil- de rechazar a quien exprese que padece alguna enfermedad relacionada con la salud mental. No es lo mismo que alguien diga que irá donde el cardiólogo, a decir que tiene una cita con el psiquiatra. De inmediato se piensa: “este tipo está loco”.

La palabra Manicomio quiere decir:


Mani: manía
Comio: estructura física donde se guardaba a los enfermos.
El concepto de enfermo mental surge a partir de 1949- 1950 cuando llegó de Michigan, el profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, Pedro Pablo Pérez Upegui, e introduce los conceptos de Enfermedad Mental que igual a las demás enfermedades presentes en la historia tendría una explicación en su origen, en su comportamiento, en su evolución, pronóstico y tratamiento.

Es necesario preservar el patrimonio para generar identidad

Las grandes edificaciones devoraron las pequeñas

Como un libro abierto en el que se puede leer la historia y los acontecimientos más representativos de la ciudad debería ser la arquitectura de Medellín, el problema radica en que se le da más importancia a lo moderno y estético, desconociendo la relevancia de lo histórico y lo patrimonial.



Rosa María Pérez Rivas
rosampr77@yahoo.es

¿Conoció usted el edificio Gonzalo Mejía?, ¿siente que con su demolición se perdió una de las mayores obras de la arquitectura colombiana? Los ciudadanos de las nuevas generaciones ni siquiera tuvieron un contacto directo con el edificio, pero fue la memoria de algunos la encargada de exaltar y mitificar esa pérdida patrimonial que en la actualidad se considera desastrosa. Esta fue una obra de referencia arquitectónica, urbana y cultural de gran relevancia para la ciudad.
En un acto de “desarrollo arquitectónico acelerado”, en el año 1968, el Teatro Junín y el Hotel Europa (que unidos formaban el edificio Gonzalo Mejía) pasaron a la historia. La ciudad se sumergió en un “canibalismo” y como ley natural, las grandes edificaciones terminaron devorándose a las más pequeñas y antiguas.
Para comprender este hecho el profesor y arquitecto de la Universidad Nacional, Luis Fernando González, explica el concepto de desarrollo arquitectónico: “Se refiere a modelos que se deben seguir e implica que en el inconsciente y en el imaginario se piense en que nunca nos hemos desarrollado lo suficiente, ni terminaremos de hacerlo y ahí radica ese deseo apresurado de sobreponer sobre lo existente”.
El desarrollo arquitectónico debería ir de la mano de unas necesidades demográficas, económicas, sociales, culturales, ambientales, climáticas e históricas de una población en una época determinada, por tanto, no se trata de responder a un imaginario de modelos o modas para no quedarse rezagados.
Con la demolición del Gonzalo Mejía queda la evidencia que Medellín nunca tendrá un lugar cultural, con la misma capacidad para cubrir los eventos culturales más representativos de la ciudad como lo hizo el Teatro Junín en su época.




Respeto por la memoria

Para salvar del olvido y de la demolición, el pasado mes de julio, el Concejo de Medellín en el acuerdo Municipal Nº 23 de 2009, decreto Nº 0483, adoptó el Plan Especial de Protección de Patrimonio Cultural Inmueble del Municipio de Medellín. Con el fin de identificar, valorar, proteger, conservar, y asegurar la permanencia de los bienes inmuebles de valor patrimonial e interés cultural del Municipio de Medellín.
En el acuerdo se encuentran lugares, edificaciones e instituciones declaradas patrimonio cultural: cerros, lagunas, quebradas, iglesias, colegios, universidades, hospitales, centros comerciales, plazuelas, parques, fincas, cementerio, clubes, entre otros.
Ahora con el decreto se impedirá borrar los elementos que hacen parte de una ciudad: “el hombre puede guardar su memoria respetando el patrimonio porque son elementos didácticos que nos traen a la memoria las vivencias de la ciudad y de las diferentes generaciones”, dice el Director de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, Álvaro Sierra, y agrega: “la gente de Medellín a lo largo de su historia no ha valorado el patrimonio que tenemos, no lo ha respetado, lo ha desconocido y la idea de un progreso acelerado y malentendido ha llevado a que se cometan grandes errores en la obras de la ciudad”.
Entre los errores que menciona el Director de la Fundación cabe destacar las demoliciones del Teatro Bolívar y el Teatro Junín; las casas de la calle Perú y Girardot, las casas del barrio Laureles y las casas de los Ángeles en Buenos Aires, para darle paso a los edificios.
Se rescata el esfuerzo de personas e instituciones que abogaron para que hubiese un acuerdo que se compromete a preservar el patrimonio. Pero el patrimonio no se debe limitar a un articulado. Tampoco debe ser impostado ni recitado como un discurso, debe ser interiorizado y vivido, debe fortalecer la identidad, la historia y la memoria de los habitantes, y ante todo debe permitir que los ciudadanos se apropien de él.


Qué se entiende
por patrimonio
El patrimonio puede precisarse de muchas maneras. En el caso de Colombia existe la Ley General de Cultura, Ley 397 de 1997, en el artículo 4º define que el patrimonio cultural de la Nación: “está constituido por todos los bienes y valores culturales que son expresión de la nacionalidad colombiana, tales como la tradición, las costumbres y los hábitos, así como el conjunto de bienes inmateriales y materiales, muebles e inmuebles, que poseen un especial interés histórico, artístico, estético, plástico, arquitectónico, urbano, arqueológico, ambiental, ecológico, lingüístico, sonoro, musical, audiovisual, fílmico, científico, testimonial, documental, literario, bibliográfico, museológico, antropológico y las manifestaciones, los productos y las representaciones de la cultura popular”.
En Medellín el patrimonio se puede ver reflejado en lugares como el Teatro Lido, el Museo de Antioquia, el Hospital San Vicente de Paúl, la Catedral Metropolitana; como también en el Festival de Poesía, el programa de Orquestas Sinfónicas Infantiles y Juveniles de las comunidades, la Feria Popular del libro y la lectura, entre otros.
Esto sin dejar a un lado el patrimonio comunitario que a juicio de Luis Fernando González permite que las personas se apropien del significado de patrimonio: “ellas comenzaron a valorar su entorno y su barrio. Ahora se camina hacia unos patrimonios en donde las personas exaltan sus lugares de memoria, de encuentro y de referencia”.
Para el profesor el patrimonio es polisémico y se tiene que construir de diferentes formas: “antes se exaltaba a los héroes de la patria, luego a los edificios que tenían que ver con los héroes de la patria, ahora son las personas quienes se encargan de establecer la importancia de lo que para ellos puede ser patrimonio”, dice González.






Una sociedad que permite que los niños aguanten hambre los maltrata
Comer: costumbre de muchos, anhelo de otros


Rosa María Pérez Rivas
rosampr77@yahoo.es


Las condiciones deplorables en las que viven muchos niños en Colombia los hacen más vulnerables a la desnutrición.

“Creo que los niños que no comen se van a volver piedras”, dice Laura Restrepo en su cuento Jan desnutrido. Andrea, por el contrario, piensa que cuando deja de consumir alimentos puede llegar a convertirse en fuego: “cuando no como y me acuesto con hambre siento que me quemo”, dice.
En el centro oriente de Medellín, comuna 8, barrio Enciso, en un sector conocido como Coco Hondo, cerca del Parque Biblioteca La Ladera, se encuentra la casa de la familia Ortiz G*.
Cuando se ingresa a esta vivienda la luz y la claridad del día pierden su resplandor, sólo es posible observar una irradiación tenue que ingresa por los agujeros del techo que ya han intentado cubrir con pedazos de madera vieja, para evitar que por allí entre la lluvia, el frío y hasta el sol. Al fondo de la vivienda hay una niña sentada, Andrea: es delgada, está retraída y llora. Su cabello es negro y largo, parece de 12 años, pero en realidad tiene 15.
Este es uno de los rasgos que caracteriza a una persona con problemas de desnutrición. La profesora de la U. de A. y coordinadora del grupo de investigación en Alimentación y Nutrición Humana, Claudia Velásquez, afirma que no comer de manera adecuada y estar en situación de hambre afecta el crecimiento físico de los niños, por eso es posible ver niños más delgados y más pequeños en relación con sus edades.
Lo anterior trae consecuencias graves en el desarrollo integral de un individuo, como en el caso de Andrea: porque así como su parte externa no creció todo lo que podía, menos sus órganos internos. Claudia Velásquez explica, por ejemplo, que los músculos sin grasa pierden tamaño y fuerza, el hígado no funciona con todo el potencial que debería tener y el corazón al no tener la suficiente energía y proteína se queda pequeño.
El rebusque diario
Antes de levantarse, Patricia piensa qué les va a dar de comer a sus hijos: Andrea, David y Jennifer. Esa es su preocupación permanente. A veces cuenta con cinco mil pesos para comprar el desayuno, el almuerzo y la comida del día, otros días “hay que aguantar”, dice.
Pero esto no es suficiente para unos niños que necesitan consumir lácteos como mínimo tres veces en el día, dos porciones de carne, frutas, verduras, harinas y grasas. La carencia de estos alimentos produce en ellos anemias, desaliento, baja capacidad física y falta de concentración en el proceso de aprendizaje.
Por eso, la nutricionista Claudia Velásquez llama la atención: “un niño por ser bajito y no tener suficiente fuerza física no va a ser ni el gran ingeniero, ni el gran profesional. Esas son las huellas que deja el hambre y la desnutrición”.
La situación de esta familia no da para tanto aguante. Jennifer y David salen al rebusque para saciar su hambre. La niña hace los mandados a sus vecinos y ellos le dan quinientos o mil pesos. Con eso compra arepas para la casa porque “para chocolate no alcanza”, dice.
Su hermano en cambio se va de la casa cuando no encuentra comida: “David no aguanta, él se fue desde ayer del desespero. Tenía mucha hambre y yo no tenía nada que darle, entonces me dijo que iría donde un amiguito para rebuscársela y no ha llegado”, dice Patricia.
Estas son algunas de las manifestaciones de la violación a un derecho fundamental de los niños: la alimentación. Para Claudia Velásquez es una forma de maltrato: “El alimento no son sólo calorías. Alrededor del mismo hay cariño, hay una estructura social. Un niño que tiene y pasa por etapas de hambre y se acuesta a dormir temprano para no sentir el dolor, está siendo maltratado, no por parte de los padres, sino por parte de una sociedad que permite que esos niños tengan hambre”.
Condiciones inadecuadas

La casa es grande, pero está en malas condiciones. Las habitaciones tienen humedades, es fría y oscura; el piso está desnivelado y las baldosas quebradas. El agua se la pasan los vecinos y la luz la tienen suspendida. En estas condiciones vive la familia Ortiz G.
Además de los problemas de hambre, una vivienda sin condiciones dignas para vivir, puede afectar la salud de quienes la habitan. Para el doctor Santiago Ospina Fonnegra las precarias condiciones son propicias para la aparición de enfermedades en la piel, respiratorias y diarreicas; parasitosis y anemias.
Sumado a lo anterior, el médico señala que “el 43% de nuestra población vive en pobreza absoluta (un ingreso de menos de un dólar per cápita diario), no cuentan con los servicios públicos básicos (...) y la difícil consecución de los alimentos  adecuados para una dieta balanceada, hacen que los niños colombianos sean más vulnerables a la desnutrición en alguna de sus manifestaciones como el bajo peso, la talla baja y/o la desnutrición aguda que a su vez tiene diferentes grados de gravedad”.
Esta es la situación de la familia Ortiz G., que hace parte del 23.3% de los hogares de Medellín que aguantan hambre, según el Perfil Alimentario elaborado por MANÁ y la Universidad de Antioquia en 2005. Sin embargo, Patricia no vive esto como un dato estadístico, para ella el hambre es la muerte: “porque una persona que no come no puede dormir, se desvela, no le da sueño y eso es como estar muriendo”.

* De acuerdo con la Ley de la Infancia y la Adolescencia se cambiaron los nombres de los protagonistas y los apellidos de la familia.

 Comer poco afecta el crecimiento corporal y el desarrollo intelectual de las personas, especialmente de los niños.

Identificación física
de un niño desnutrido
Un niño con desnutrición puede presentar una o varias de las siguientes manifestaciones: pelo seco y quebradizo que se cae con facilidad; su piel es seca, fría, costrosa y arrugada; las uñas son quebradizas, sin brillo y crecen poco; presenta disminución de la visión y sus ojos son hundidos; también presentan mejillas deprimidas, enrojecimiento en mucosas y encías sangrantes. En general se ve delgado, las costillas y columna demarcadas, el abdomen inflado y el hígado crecido, las extremidades se ven hinchadas, por lo menos en el dorso de los pies, además presenta signo del pantalón caído (sin musculatura en glúteos).



Niños de Altavista aprenden con lo último en tecnología
Educación y cotidianidad unidos en un computador

Con creatividad, esfuerzo y dedicación los estudiantes de la Institución Educativa Débora Arango encontraron en las Tecnologías de la Información y la Comunicación una manera de explorar su entorno y de intervenir en su familia y en su comunidad.

Rosa María Pérez Rivas

Gloria Elena Correa, habitante del corregimiento de Altavista, recuerda el momento en que su hija Laura María Vélez llegó a casa con el “classmate”, un pequeño computador portátil,  para hacer una actividad en familia: “Fue bastante agradable, ese día fue una novedad, toda la familia quería tocarlo, la niña nos enseñó a prenderlo y nos mostró cómo se manejaba. Le conté a mi hija cuál era mi receta preferida y ella la escribió”, dice Gloria, quien reconoce que la llegada de ese equipo a la casa permitió que la familia compartiera más tiempo junta.

Laura, que por unos días se convirtió en la maestra de su familia, hizo parte un proyecto piloto, adelantado por Medellín Digital con 40 estudiantes del grado quinto de la Institución Educativa Débora Arango (I.E.D.A), que tenía como objetivo analizar el comportamiento de un niño, cuando tiene siempre un computador a su disposición.

De manera paralela, la institución educativa inició en el 2008 el proyecto ARTIC, Arte de Crear con Tecnologías Institucionales para la Convivencia, que tenía como propósito establecer una relación de los niños con el “classmate” y conectarlos a la cotidianidad de sus familias y la comunidad de Altavista, un corregimiento ubicado el suroccidente de la ciudad.

Esta iniciativa se fundamentó en  estrategias creativas. Los estudiantes prepararon  varios temas para desarrollar con niños de otros grados, docentes de la institución, además de sus familias y vecinos. Siempre partieron de las necesidades cotidianas que se vivían en su entorno y propusieron soluciones a los problemas que surgían en su comunidad.

“Un día un niño del corregimiento fue atropellado por un bus, eso se convirtió en el centro de interés para todos. Les pregunté  a los alumnos qué haríamos para que una situación similar no volviera a suceder y ellos me respondieron que podíamos buscar las señales de tránsito, estudiarlas y enseñarlas a la comunidad”, dice Zavil Palacio Campillo, docente que acompañó todo el proceso de integración de las Tecnologías de Información y Comunicación, TIC en la institución.
Estrategias y soluciones

Para intervenir en este tipo de situaciones, los docentes de la institución acompañados por asesorías de Medellín Digital, (proyecto liderado por la Alcaldía de Medellín que busca reducir la brecha digital en la ciudad a través de estrategias de inclusión),    establecieron una metodología de trabajo con los estudiantes, quienes apoyados en la tecnología, aplicaron sus conocimientos al desarrollo productivo del corregimiento de Altavista.

Los campamentos fueron una de las estrategias. Antes de salir al campamento los niños investigaron acerca de los riesgos en las vías de Altavista, otros sobre las vías seguras del corregimiento y otros sobre las señales de tránsito preventivas, reglamentarias e informativas. Esta información la podían encontrar en los “classmate”, porque la profesora Zavil se encargaba de instalarle a cada estudiante una carpeta con los contenidos a trabajar durante la clase.

Se hicieron carteleras, maquetas y adivinanzas del barrio para ver cuáles eran las señales de tránsito que requería con urgencia el corregimiento. El día del campamento los niños salieron al corregimiento y lo expusieron  a la comunidad. Todas las actividades las hicieron basadas en situaciones reales y la herramienta les ayudó a aplicarlas. Al final del campamento el estudiante Miguel Osnaider Arrieta Soler escribió:

“Hay  muy  pocas  señales
Hay  muy  pocos  andenes
La  calle  es  muy  angosta
Las   señales  de  piso  están  muy  borrosas
Hay señales caídas
La  vía  es peligrosa”.

Los vecinos participaron de las diferentes actividades y hasta los conductores de buses de Belén Altavista transportaron gratis a los estudiantes, cuando éstos emprendían campamentos a lugares bastante alejados de la institución. “Ellos eran muy gentiles y les gustaba que uno les enseñara. Nos contaron cuáles habían sido sus accidentes en la vía y nosotros le dimos algunas recomendaciones para que en Altavista no haya mas accidentes” dice, Laura María Vélez, estudiante y participante de ARTIC.
Para Camilo Rodríguez, de 13 años, la mejor de las estrategias fue compartir sus conocimientos con niños de otros grados: “cuando fuimos a los grupos más pequeños de la escuela ellos sonreían y se alegraban mucho cuando nos veían, ¡como sorprendidos! Nosotros nos sentábamos y les cogíamos los deditos para enseñarles cómo funcionaba el “classmate”. Hicimos canchas de fútbol, casas, montañas”, dice el estudiante.

¿Qué va a pasar con ARTIC?

El proyecto ARTIC finalizó en diciembre de 2008 y generó incertidumbre en padres de familia y en algunos estudiantes: “Si no continúa, nuestros hijos tendrán un retroceso en conocimientos y habilidades que adquirieron con ARTIC”, dice Gloria quien vivió la experiencia junto con su hija Laura y toda su familia.

Ante esta inquietud Gianni Rozo, Líder de Educación de Medellín Digital, afirma que el proyecto de la institución está garantizado hasta el 2011. Explica además que este programa se hace sostenible por las capacitaciones de apropiación y de tipo pedagógicas, que se brindaron a algunos docentes de la I.E.D.A, por parte de Medellín Digital y la Escuela del Maestro.

En una reunión llevada a cabo el pasado 13 de febrero, en las oficinas de Medellín Digital, a la que asistieron docentes y directivos de la I.E.D.A. se confirmó que el proyecto continúa y que debe reiniciar este mes. Se fortalecerán las estrategias con las que se trabajó el año pasado y se va a evaluar cómo es el proceso en la secundaria. En esta etapa estarán los mismos niños que vivieron la experiencia de ARTIC y que actualmente cursan el grado sexto.

Los “classmate” son pequeños computadores diseñados especialmente para niños por tener un software que le permite al docente ver lo que realizan los estudiantes y mantener una comunicación virtual con ellos.


Durante 20 años, niños y jóvenes se acercaron a los libros

La promoción de lectura perdió un espacio en Medellín

Por considerar que se puede seguir realizando desde los Parques bibliotecas, la Secretaría de Cultura Ciudadana tomó la decisión de suspender el Servicio Móvil de Lectura.

Rosa María Pérez Rivas
rosampr77@yahoo.es

Docentes, niños y promotores de lectura, manifiestan su inconformidad y su preocupación por sentir que  Medellín perdió uno de los mejores proyectos para formar lectores y escritores: el Servicio Móvil de Lectura. 

Esta dependencia hacía parte de la Secretaría de Cultura Ciudadana de la Alcaldía de Medellín, desde donde se coordinaba una serie de servicios: promoción de lectura en escuelas y colegios de barrios y veredas de Medellín, Cajas Viajeras, además de los proyectos “El Escritor y su obra” y “El Juego Literario”.

Una de las instituciones afectada por esta medida es el Centro Educativo Fabio Zuluaga (C.E.F.Z.), ubicado en el corregimiento de San Cristóbal. Su Directora Martha Dionny Tobón desarrolla actualmente un programa llamado Leyendo Sobrevolamos el Mundo en donde un grupo de niños de la escuela recorren los días sábados  los distintos sectores de la vereda para compartir diferentes textos con las familias. “Con el Servicio Móvil de Lectura y el Juego Literario se contribuía no solo a labor social que se viene dando en Medellín, sino también a la transformación cultural que se está implementando en la comunidad”, afirma.

No termina, se transforma

Para Luz Stella Peña Bibliotecóloga, Especialista en Gestión de información y funcionaria de la Secretaría de Cultura Ciudadana: “el Servicio no se acaba, se seguirá implementando a partir de las ocho bibliotecas que hacen parte de la Secretaría”.

La funcionaria indica además que el Servicio Móvil trabajó muchos años con unas instituciones las cuales deben tener ya un proceso, un acumulado, una ganancia y que si el trabajo estuvo bien hecho el educador ya está en capacidad de replicar de lo que recibió por 20 años.

A pesar de ello, la profesora Alba Lía Buriticá del C.E.F.Z ha intentado mantener viva la pasión por la lectura en sus estudiantes, pero es consciente de que no es fácil: “He ido a la biblioteca San Javier y me prestan la Caja Viajera, yo la traigo y hago la labor de promotora de lectura, a veces dejo de hacerlo porque la biblioteca queda muy lejos de la vereda y si los niños dañan los libros hay que pagarlos”.
Desde el Servicio Móvil, los textos seleccionados para cada Caja Viajera se hacían de acuerdo con la población a la que iba dirigida, se tenía presente el contexto y la edad de los participantes. Un proceso en el que también se involucraban a los  alfabetizadores que con el Servicio se fueron forjando como Promotores de Lectura.

 “Fue muy interesante llegar al Servicio Móvil.  Uno llegaba y se encontraba con capacitaciones para ser promotor de lectura era bastante agradable, a uno no le soltaban un grupo fácil, siempre contamos con el acompañamiento de promotores expertos, así que nos preparábamos muy bien, y leíamos los libros antes de trabajarlos con los niños y jóvenes”, recuerda Andrés Felipe Valencia.

El Juego Literario era un proyecto en el que se pretendía contribuir a la formación de lectores y escritores. Cada año se trabajaba un escritor, nacional o internacional, quien al final de un proceso de tres meses realizaba una visita a Medellín.

Durante este tiempo se hacían actividades lúdicas y creativas para que el encuentro con el autor invitado fuera inolvidable. “Para los niños era una emoción muy grande saber que se iban a encontrar con el autor del cual venían leyendo sus libros; saber que podían hablar con él, que lo podían tocar y que lo podían ver, se volvía toda una fiebre para ellos”, afirma Alba Mary Cano López ,docente de Liceo Concejo de Medellín. “La institución siempre hizo parte del Juego Literario y uno tristemente vivió el proceso de que le fueran quitando recursos”, agrega.

Propuestas

Las esperanzas que el Servicio Móvil continúe aún no se diluyen y las propuestas para el Secretario de Cultura continúan: “El Servicio Móvil se acaba, pero quién garantiza que va a ver una persona responsable de las Cajas Viajeras y del Juego Literario que además se encargue de solicitar los contactos para traer los escritores”, indica Blanca Nelly Múnera, Promotora de lectura de La Biblioteca Comfenalco.

Por su parte, Andrés Felipe Valencia, quien se formó como promotor de lectura afirma: “no se le puede negar la oportunidad a los niños y más a los que habitan áreas rurales de Medellín a que toquen y sientan lo libros como suyos”.

“Señor Secretario de Cultura, si quiere que lo recordemos, si quiere haber salido con la satisfacción de que salvó diez, quince, veinte jóvenes de cualquier vicio en la ciudad y los metió en el vicio de la lectura, haga inversión en el Juego Literario, que está prácticamente muerto, hay que revivirlo”, solicita Alba Mary Cano López, Docente del Liceo Concejo de Medellín.

Los 7 mil libros del Servicio Móvil de Lectura ya fueron repartidos en los diferentes Parques Biblioteca de la ciudad. El pequeño espacio que ocupaba en la biblioteca de La Floresta y desde donde se planeaban las diferentes actividades quedó completamente vacío. 


La Secretaría de Cultura Ciudadana debe garantizar desde los Parques Biblioteca, los servicios personalizados que prestaba el Servicio Móvil de Lectura.




El Túnel de Occidente atraviesa territorio palmiteño 

“El comercio se vino a tierra”

El 18 de enero de 2008 se demandó a Invías, Departamento de Antioquia, Municipio de Medellín, Área Metropolitana del Valle de Aburrá y Proyecto Conexión Vial Aburrá-Río Cauca. El reclamo obedece al deterioro que ocasionó la nueva vía al comercio formal de la antigua carretera al mar.

Rosa María Pérez Rivas

Al menos 6 mil millones de pesos solicitan como indemnización 23 comerciantes del corregimiento San Sebastián de Palmitas (S.S.P), a las entidades públicas socias del Túnel de Occidente, por daños materiales y perjuicios morales.
Los comerciantes están inconformes con el escaso tráfico vehicular y la ausencia de viajeros por la carretera vieja desde la apertura del túnel Fernando Gómez Martínez, que dejó pérdidas económicas en negocios e inestabilidad emocional en propietarios.
Antes de presentar la demanda, los vendedores plantearon otros mecanismos de defensa: se quejaron en las audiencias públicas de 2006 –realizadas en el corregimiento– y ante el Concejo de Medellín, e intentaron vías de hecho como taponar la nueva conexión vial, acción de protesta que no dio el resultado deseado.

La justicia decidirá

Urbano Rico pertenece a la Asociación de Abogados Compañía Legal S.A., que contrató el grupo de comerciantes de la carretera vieja.
Según Rico, la Ley 99 de 1993 establece que los mega proyectos ­–proyectos de intervención que afectan a grandes comunidades–, deben destinar un porcentaje para mitigar el impacto socioeconómico y ambiental que causarán sobre el territorio y su población. Bajo esta razón se reunieron 173 vendedores a mediados de octubre de 2007, con el fin de exigir una compensación por parte del Estado.
El abogado considera inconsistente el proceso que siguió el proyecto Túnel de Occidente con los comerciantes de la carretera vieja: “hicieron un censo, donde encontraron trece comerciantes afectados, luego aumentaron a ochenta, más tarde se redujeron a los mismos trece, descartaron a algunos que se podían trasladar a la nueva vía y la conclusión es que sólo eran cinco negociantes perjudicados”.

Kilómetros sin andar

El 20 de enero de 2008 se cumplieron dos años de la apertura del túnel, según los comerciantes de la carretera vieja, esta fecha desató el olvido al que pasarían sus estaderos. Antes esa vía era la fuente de empleo del corregimiento: entre los oficios más comunes estaban ser meseros o cocineras, sólo algunos eran propietarios. Ahora la situación es diferente, el propietario ordena y atiende los pocos viajeros que transitan por obligación, la antigua carretera al mar.
Una de las afectadas por esta situación es Rocío Arango, propietaria de la tienda Rincón Paisa y participante de la demanda. Ella afirma: “Me levanto muy temprano para poder venir a hacerme los dos mil pesos de todos los días, a esta hora he vendido novecientos, abrí a las 7:30 y son las tres. Cierro a las 5:30 de la tarde porque me da miedo que vengan y me roben”.
Entre el grupo de comerciantes que demandó también está Luz María Mejía, propietaria del Estadero Palmitasnegocio que lleva trece años­–, quien niega haber recibido sensibilización antes de la ejecución del proyecto: “nadie opinó nada, el gobierno lo vino a hacer de una”. A pesar de la situación que vive, reconoce ser una mujer perseverante, “todavía no nos hemos dejado vencer”.
El presidente de Asocomunal (Asociación de Juntas de Acción Comunal), vicepresidente de la JAL (Junta Admistradora Local) y comerciante de la zona central, Jairo de Jesús Ospina, también se unió a la demanda. Ospina afirma que muchos campesinos de la vereda no volvieron a transitar por allí, por preferir la nueva conexión vial.

Esperanzas y temores

En definitiva, cuatro razones tienen los palmiteños para aceptar positivamente el Túnel de Occidente: Palmitas pasó de ser el corregimiento más retirado de la ciudad (32 km.) a ser el más cercano (16 km.); la construcción generó empleo para ellos relacionado directamente con la obra.
El tercer motivo alentó a los habitantes: desde la apertura del túnel, medellinenses y turistas identifican el corregimiento como parte de Medellín. Por último, los ciudadanos esperan que a largo plazo, el túnel traiga un beneficio turístico y puedan acceder a más empleo en el centro urbano.

El Túnel responde

Jesús María Hidalgo, representante del Túnel de Occidente frente a la comunidad palmiteña argumenta:

1.  Según el Plan de Manejo Ambiental del Túnel de Occidente, el proyecto es responsable de una compensación colectiva ambiental –sembrar 180 mil árboles desde San Cristóbal a San Jerónimo– y negociar con pagos individuales a personas afectadas de manera directa, como la compra de franjas de tierra. También se asume cualquier derrumbe generado con la operación del túnel.
2.  El proyecto no asume afectaciones indirectas como el caso de los comerciantes de la vía al mar. En la vía vieja se mermó el flujo, pero el Plan de Manejo Ambiental nunca indicó que iban a pagar compensaciones económicas.
3.  Se aplicaron encuestas socioeconómicas a los comerciantes informándoles que se iba a construir el túnel, para que empezaran a buscar alternativas.
4.  Se incrementó el empleo: los nuevos negocios de la conexión vial contratan más empleados, se mejoró ostensiblemente la locación y el servicio. Se establecieron negocios bajo la normatividad del Estado colombiano.
5.  En la carretera al mar están los negocios que no viven del turismo y son un comercio local que surte a la población campesina. Los locales que dependen del flujo de pasajeros se fueron para abajo buscando a sus clientes: turistas, camioneros y usuarios de la vía.
6.           Sobre la demanda impuesta no podemos opinar, son los jueces.


Algunos de los propietarios cerraron sus negocios. Los comerciantes que tuvieron la posibilidad económica para comprar terrenos cerca a la nueva vía, abrieron estaderos y restaurantes a lo largo de la conexión vial.