Es
necesario preservar el patrimonio para generar identidad
Las
grandes edificaciones devoraron las pequeñas
Como un libro abierto en el que se puede
leer la historia y los acontecimientos más representativos de la ciudad debería
ser la arquitectura de Medellín, el problema radica en que se le da más
importancia a lo moderno y estético, desconociendo la relevancia de lo
histórico y lo patrimonial.
Rosa María Pérez Rivas
rosampr77@yahoo.es
¿Conoció usted el edificio Gonzalo Mejía?, ¿siente que con su demolición
se perdió una de las mayores obras de la arquitectura colombiana? Los
ciudadanos de las nuevas generaciones ni siquiera tuvieron un contacto directo
con el edificio, pero fue la memoria de algunos la encargada de exaltar y
mitificar esa pérdida patrimonial que en la actualidad se considera desastrosa.
Esta fue una obra de referencia arquitectónica, urbana y cultural de gran
relevancia para la ciudad.
En un acto de “desarrollo arquitectónico acelerado”, en el año
1968, el Teatro Junín y el Hotel Europa (que unidos formaban el edificio
Gonzalo Mejía) pasaron a la historia. La ciudad se sumergió en un “canibalismo”
y como ley natural, las grandes edificaciones terminaron devorándose a las más
pequeñas y antiguas.
Para comprender este hecho el profesor y arquitecto de la
Universidad Nacional, Luis Fernando González, explica el concepto de desarrollo
arquitectónico: “Se refiere a modelos que se deben seguir e implica que en el
inconsciente y en el imaginario se piense en que nunca nos hemos desarrollado lo
suficiente, ni terminaremos de hacerlo y ahí radica ese deseo apresurado de
sobreponer sobre lo existente”.
El desarrollo arquitectónico debería ir de la mano de unas
necesidades demográficas, económicas, sociales, culturales, ambientales,
climáticas e históricas de una población en una época determinada, por tanto,
no se trata de responder a un imaginario de modelos o modas para no quedarse
rezagados.
Con la demolición del Gonzalo Mejía queda la evidencia que
Medellín nunca tendrá un lugar cultural, con la misma capacidad para cubrir los
eventos culturales más representativos de la ciudad como lo hizo el Teatro
Junín en su época.
Respeto por la memoria
Para salvar del olvido y de la demolición, el pasado mes de julio,
el Concejo de Medellín en el acuerdo Municipal Nº 23 de 2009, decreto Nº 0483,
adoptó el Plan Especial de Protección de Patrimonio Cultural Inmueble del
Municipio de Medellín. Con el fin de identificar, valorar, proteger, conservar,
y asegurar la permanencia de los bienes inmuebles de valor patrimonial e
interés cultural del Municipio de Medellín.
En el acuerdo se encuentran lugares, edificaciones e instituciones
declaradas patrimonio cultural: cerros, lagunas, quebradas, iglesias, colegios,
universidades, hospitales, centros comerciales, plazuelas, parques, fincas,
cementerio, clubes, entre otros.
Ahora con el decreto se impedirá borrar los elementos que hacen
parte de una ciudad: “el hombre puede guardar su memoria respetando el
patrimonio porque son elementos didácticos que nos traen a la memoria las
vivencias de la ciudad y de las diferentes generaciones”, dice el Director de
la Fundación Ferrocarril de Antioquia, Álvaro Sierra, y agrega: “la gente de
Medellín a lo largo de su historia no ha valorado el patrimonio que tenemos, no
lo ha respetado, lo ha desconocido y la idea de un progreso acelerado y
malentendido ha llevado a que se cometan grandes errores en la obras de la
ciudad”.
Entre los errores que menciona el Director de la Fundación cabe
destacar las demoliciones del Teatro Bolívar y el Teatro Junín; las casas de la
calle Perú y Girardot, las casas del barrio Laureles y las casas de los Ángeles
en Buenos Aires, para darle paso a los edificios.
Se rescata el esfuerzo de personas e instituciones que
abogaron para que hubiese un acuerdo que se compromete a preservar el
patrimonio. Pero el patrimonio no se debe limitar a un articulado. Tampoco debe
ser impostado ni recitado como un discurso, debe ser interiorizado y vivido,
debe fortalecer la identidad, la historia y la memoria de los habitantes, y
ante todo debe permitir que los ciudadanos se apropien de él.
Qué se entiende
por patrimonio
por patrimonio
El patrimonio puede precisarse de muchas maneras. En el caso de
Colombia existe la Ley General de Cultura, Ley 397 de 1997, en el artículo 4º
define que el patrimonio cultural de la Nación: “está constituido por todos los
bienes y valores culturales que son expresión de la nacionalidad colombiana,
tales como la tradición, las costumbres y los hábitos, así como el conjunto de
bienes inmateriales y materiales, muebles e inmuebles, que poseen un especial
interés histórico, artístico, estético, plástico, arquitectónico, urbano,
arqueológico, ambiental, ecológico, lingüístico, sonoro, musical, audiovisual,
fílmico, científico, testimonial, documental, literario, bibliográfico,
museológico, antropológico y las manifestaciones, los productos y las
representaciones de la cultura popular”.
En Medellín el patrimonio se puede ver reflejado en lugares como
el Teatro Lido, el Museo de Antioquia, el Hospital San Vicente de Paúl, la
Catedral Metropolitana; como también en el Festival de Poesía, el programa de
Orquestas Sinfónicas Infantiles y Juveniles de las comunidades, la Feria
Popular del libro y la lectura, entre otros.
Esto sin dejar a un lado el patrimonio comunitario que a juicio de
Luis Fernando González permite que las personas se apropien del significado de
patrimonio: “ellas comenzaron a valorar su entorno y su barrio. Ahora se camina
hacia unos patrimonios en donde las personas exaltan sus lugares de memoria, de
encuentro y de referencia”.
Para el profesor el patrimonio es polisémico y se tiene que
construir de diferentes formas: “antes se exaltaba a los héroes de la patria,
luego a los edificios que tenían que ver con los héroes de la patria, ahora son
las personas quienes se encargan de establecer la importancia de lo que para
ellos puede ser patrimonio”, dice González.
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